“Es hora de que los barranquilleros vuelvan la mirada al Museo Romántico”
La Fundación Museo Cultural de Barranquilla, que tiene a su cargo la obra fundada por Alfredo de la Espriella, confía en que el plan de recuperación tenga por fin el apoyo que requiere.
En una de las salas de la casa situada en el número 59-199 de la carrera 54, barrio El Prado, donde funciona el Museo Romántico de Barranquilla, una fotografía a gran tamaño de Alfredo de la Espriella, sonriente y vestido elegante de saco y corbata, ocupa una de las paredes del lugar como dándole la bienvenida al visitante.
La imagen captada por el lente mágico del recordado Samuel Tcherassi, le rinde homenaje a este querido periodista, historiador y gestor cultural, que tuvo la iniciativa de reunir en esta vivienda, construida en 1950, parte de la historia de la ciudad.
Madeley Castaño, actual coordinadora del Museo, dice que la imagen de don Alfredo, como se le trata con respeto y cariño, parece estar presente en cada visita guiada que se hace al lugar.
La idea de recopilar y conservar objetos importantes que tuvieran que ver con la historia de la ciudad surgió en 1983, y en este propósito fue fundamental el apoyo de la familia Freund Strunz, que de manera desprendida donaron este valioso inmueble.
La administración del Museo fue entregada en 2019 a la Fundación Museo Cultural de Barranquilla, por quebrantos de salud de don Alfredo.
Allí aún se conservan piezas valiosas, como el piano de cola de Clementina Strunz, connotada pianista de origen alemán que se destacó en la música clásica.
También hay otros objetos relevantes que hacen parte de la historia de la ciudad, como la máquina de escribir del periodista Félix Fuenmayor, perteneciente al Grupo Barranquilla, y el lienzo pintado en 1978 por la recién fallecida Neva Lallemand.
También reposa la espada del primer Gobernador del Atlántico, el general Diego A. de Castro, y los cuadros originales del maestro Alejandro Obregón, entre las 15.000 piezas de enorme valor histórico para la ciudad.
Pero este inmueble, en donde en 1920 funcionó el Consulado de Estados Unidos a cargo del vicecónsul Julios Freund, se cae a pedazos por el abandono y falta de apoyo del que tantas veces se quejó Alfredo de la Espriella.
Esto sumado al cierre en el que estuvo sumido durante 10 años por una profunda crisis económica, derivada de este mismo abandono, lo que acrecentó el deterioro de la fachada y de otras áreas de la casa.
Madeley Castaño dice que a través de la Fundación Museo Cultural de Barranquilla, constituida en 1977 (de la que hacían parte Alfredo y las hermanas Freund Strunz), y ahora presidida por Jaime Donado Baena, recuerda que antes de la pandemia retomaron las labores administrativas con el objeto de preservar “la obra de amor por Barranquilla”, como la llamaba De la Espriella.
Lo primero fue empezar a poner en orden las deudas acumuladas por servicios públicos y Predial, de la que en la actualidad se adeudan $5 millones y $2 millones, respectivamente.
También se creó el Grupo de Vigías del Museo Romántico, que integran 20 estudiantes de varias universidades y que arrancaron la labor con jornadas de limpieza.
Madeley destaca además el apoyo de la Red Departamental de Museos del Atlántico a la que pertenecen el MAUA de la Universidad del Atlántico, el Mugas de Galapa, el Museo de Arte Moderno y el Archivo Histórico del Departamento, entre otros.
El plan de recuperación
El jueves pasado Zona Cero accedió a la sede del Museo Romántico para verificar el estado actual del inmueble, y conocer los planes que tiene la Fundación para recuperar la planta física y diversificar sus actividades y eventos.
La fachada, incluyendo balcones, está seriamente deteriorada por el abandono y la falta de mantenimiento de varios años.
“Nos robaron parte de la reja, se la llevaron de a pedacitos los recicladores”, es lo primero que advierte Madeley al ingresar.
A pocos metros, David Méndez, del grupo de vigías, se dedica a retirar la maleza del jardín.
Unas horas antes estaba recogiendo la basura que se acumuló por años en la capilla, pero también, pedazos de la madera deteriorada que enmarcaban las fotografías y cuadros que colgaban a lo largo y ancho de los 772 metros cuadrados del inmueble.
También a esa hora, otro de los voluntarios, Juan Insignares, que además de ser uno de los guías del museo, se encarga de poner en orden la bibliografía en el centro de documentación, retocaba con pintura anticorrosiva algunos de los objetos de hierro.
“Aquí no recibimos salario por este trabajo, somos voluntarios a los que no nos importa barrer, limpiar y pintar, porque somos conscientes del valor que tiene la obra”, asegura Madeley, arquitecta graduada de la Universidad del Atlántico.
La prioridad –añade- es reabrir el museo mientras recibimos el aval del Ministerio de Cultura para proceder con la recuperación y restauración del inmueble patrimonio.
Por eso estaban dedicados a pintar las paredes del primer piso y a recuperar las instalaciones eléctricas y de acueducto, puertas y ventanas, para abrir con una exposición sobre la historia de Barranquilla prevista para después de Semana Santa y que estará exhibida por tres meses aproximadamente.
Por eso están acondicionando cuatro salas, el patio y el antejardín.
“Uno de los objetivos es retomar las visitas guiadas, abrir exposiciones, conciertos y tertulias porque necesitamos generar ingresos”, asegura, para lo cual, a tono con los nuevos tiempos, están promocionando en sus redes sociales de Instagram (@museoromanticobaq).
Para estos trabajos recibieron el apoyo de un empresario local muy cercano al Museo Romántico que donó los materiales de construcción. Una segunda donación, también de un industrial barranquillero, la destinaron a abonar parte de la deuda de energía.
En el teatrino proyectan ofrecer conciertos y charlas, la capilla será habilitada como galería de arte y en el antejardín abrir un café.
Esta arquitecta barranquillera asegura que para recuperar toda la casa necesitarían de al menos 2.000 millones de pesos.
De ahí el llamado que le hace a la empresa privada para buscar esos recursos que se necesitan.
La siguiente etapa vendrá una vez tengan el permiso del Ministerio de Cultura para proceder a intervenir la parte estructural incluyendo los balcones que tienen problemas de desprendimiento.
“Es hora de que las empresas le devuelvan a la ciudad lo que Barranquilla ha hecho por ellas y qué mejor manera que apoyar la recuperación del Museo Romántico”, insiste, sobre la importancia de mantener vivo el legado de su creador.
La meta de la fundación es que los barranquilleros vuelvan la mirada al Museo Romántico, como ya lo hicieron con el Río Magdalena a través del Gran Malecón.
“Que los barranquilleros vengan a investigar, que los niños conozcan la historia de nuestra ciudad y que nuestro museo sea epicentro de amenas tertulias, eso queremos”, dice, con la fotografía de don Alfredo de la Espriella de fondo.